Nació en la localidad de Panchimalco ubicada a 26 kilómetros al sur de San Salvador. Hija de doña Joaquina Cortez de Revelo Verdi y don Atanasio Reveló Verdi un inmigrante italiano que se radico en nuestro país.
En esa época don Atanasio era el administrador de la oficina del telégrafo en Panchimalco. Debido a la naturaleza del trabajo de su padre, María Eloísa tuvo que viajar frecuentemente por todo El Salvador, lo que le permitió conocer de cerca su país. Caminos vecinales, ríos y lagos, la hermosa campiña cuzcatleca cautivo sus sentimientos profundamente, que le permitió amar a su pulgarcito de América.
María Eloísa Reveló Verdi nació el 14 de abril de 1919. Y fue hasta finales de los años 30’ e inicios de los 40, que debido a que su familia se radicó y se dedico a la siembra y producción de algodón en la zona costera de El Salvador, en el cultivo del algodón ella encontró el verdadero amor que marcaría su vida.
Conoció de primera mano todo lo relacionado con el algodón, su siembra, cultivo y corte. Además de su cuido, en especial la curiosa forma de fumigar con aviones las extensas manzanas de algodón. Pasaba las horas observando la pericia de los pilotos en sus aeroplanos veneneros, de las espectaculares maniobras y sus vuelos rasantes. Todos esos elementos cautivaron los sentidos de María Eloísa.
En 1942 armó maletas y se marchó a la ciudad de México, siguiendo el sueño de formarse como piloto fumigador. Ingreso a la escuela de aviación Ángel Chavarría, donde descubrió los secretos de volar, y a su vez también recibió un curso de mecánica que amplio sus conocimientos en materia de aviación.
Dos años después a sus 24 años se graduó con honores, las horas de prácticas, estudio del vuelo por instrumentos, y al acumular las mil horas de vuelo reglamentarias, le permitieron después de finalizar sus estudios realizar el largo viaje sin escala desde el entonces llamado Distrito Federal ahora ciudad de México hasta el aeropuerto de Ilopango en San Salvador.
En el año de 1921 doña Violeta Guirola de Avila se convirtió en la primera Salvadoreña en volar, luego de un corto vuelo de 20 minutos.
Violeta Guirola de Avila. |
María Eloísa Reveló Verdi luego de un largo vuelo sin escalas “México - San Salvador”, logró posar suavemente su aeroplano en la pista del aeropuerto de Ilopango, hazaña que le permitió establecer el primer récord de distancia y permanencia en el aire de una piloto Salvadoreña.
Desde esa fecha, María Eloísa se dedico a fumigar los sembradíos de algodón vía aérea. Su capacidad era nata, las arriesgadas maniobras y el vuelo rasante, además de evadir obstáculos como cercas, árboles y cables de electricidad, fueron el menú de cada día.
A mediados de los año 40’, se radica en los Estados Unidos, donde trabajo como soldadora en los astilleros donde se fabricaron los buques de guerra durante la II guerra mundial.
Allí sufrió un accidente de trabajo que casi le cuesta la vida, según relato de su hija Nina Daus, ella con todo su equipo de trabajo cayó entre dos andamios quedando colgada en el vacío, milagrosamente logró sostenerme con un brazo el suficiente tiempo para ser rescatada y no caer en el vacío, donde les esperaba el fondo del mar, librándose de una muerte segura.
En los Estados Unidos conoció a su esposo Sergey Ivan Stark de origen ruso. María Eloísa era de carácter fuerte, cuenta su hija que una vez haciendo cola noqueo de un puñetazo a un abogado que la ofendió en la alcaldía Municipal de San Salvador. Debido al incidente fue detenida, y al constatar la ofensa machista del abogado fue liberada.
En la década de los 70’ fue diagnosticada de cáncer, al recibir la noticia ordeno su vida, realizó su testamento y no espero sacrificar a su familia. El día 7 de octubre de 1972 al medio día, durante la actuación del show aéreo de los Thunder Bird en nuestro país, entregó su alma al creador. Dejando tras de sí una vida de emociones fuertes de momentos difíciles que supo superar con valentía.
Así fue la vida de María Eloísa Reveló Verdi una mujer intrépida.