sábado, 9 de noviembre de 2013

Los Titanes del ciclismo estudiantil

Como salidos de un libro de cuentos, los ciclistas estudiantiles, tejen entre pedalazo y pedalazo sus historias. Como verdaderos héroes del deporte nacional, aquí algunas de ellas.

La mañana es fresca y soleada, el cielo azul entrelazados con el blanco de las nubes  hacen un día ideal  para desarrollar la gran final del campeonato 2013 del ciclismo infantil. Decenas de estudiantes abordo de sus bicicletas, se hacen presentes al ovalo principal del complejo España de Soyapango.

Entre inscripciones, revisiones de última hora, profesores atareados y personal del Indes, Mined y FSC, entregados a los últimos detalles, puntualmente a las nueve de la mañana, la fecha  de ciclismo estudiantil da inicio.  Y aquí es donde comienzan los cuentos de nuestros pequeños titanes infantiles.


David y Goliat.
En aquella mañana, donde el primero de los duelos que rompió el hielo del evento, fue el que protagonizaron los niños de la categoría 11 a 12 años masculino. Ante el normal nerviosismo de la carrera, los jovencitos Pedro Marroquín, Gerson Alvarenga, William Flores, Luis Vaquerano. Y Danilo Flores, se alinearon sobre la meta, ubicada en la recta principal de la pista atlético del complejo España.

Luis Vaquerano al frente, Danilo Flores a tras.
Manos en los manillares, cuerpos tensos listos para la partida, miradas ansiosas, los pequeñines concentrados, esperaban la orden de salida. Curiosamente destacaba entre el grupo de ciclistas, la enorme diferencia en peso y estatura entre el pequeñín Danilo Flores del Liceo Farfan Castro de Santa Ana y el gigante Luis Vaquerano provenientes del centro escolar Santa familia de San Vicente. “un minuto para la salida”, grito por el micrófono el Dr. Palacios, anunciador oficial del evento. La cuenta regresiva había comenzado. En los alrededores de la pista, los familiares, profesores, amigos y público en general, también esperaban la orden de arranque.

Al ritmo de: cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡fuera! La prueba pactada a cuatro giros dio inicio, Los chicos arrancaron con todo, rápidamente la carrera tomo un ritmo exigente, la fuerza del arranque del vicentino Luis Vaquerano estiro al grupo en una larga hilera de ciclistas. Únicamente el santaneco Danilo Flores pudo mantener el ritmo del ataque de su gran adversario.

Dramáticamente pasaron las vueltas, en las graderías el publico miraba como el vicentino tomaba la punta de la carrera y apuntaba a lo más alto del podio, de forma inteligente, Danilo se posesiono tras la rueda de Vaquerano. Al grito de ¡Ultima Vuelta! sonaba la campana, ambos corredores  exhaustos se enfrentaron en un gran duelo sobre los últimos cuatrocientos metros de carrera, pero la técnica, la entrega de Danilo Flores fueron determinantes, absortos los presentes observaron, como el pequeñín aventajaba en los últimos metros al gigante Vaquerano, en un duelo que arranco los aplausos del público presente, que de esta forma premiaba a los participantes.

Aldo cruzo la meta, alzo lo brazos al cielo y celebro como los grandes su victoria, pocos segundos atrás entro Luis Vaquerano, William Flores del Centro Escolar Hacienda Nueva de Cuscatlán fue tercero.

Aldo Flores juntoa su madre.
En el podio, los nuevos campeones recibieron sus medallas, en lo más alto Aldo Flores, Luis Vaquerano en el segundo peldaño, y William Flores en la tercera plaza. Los tres chicos se tomaron de las manos las levantaron, entonces entendí, que la parte más importante de una carrera no es cruzar la meta, recordé aquel antiguo lema ya casi olvidado, aquel que dice “lo importante es competir… no ganar”.

José Cruz.
El héroe de Cuscatlán
La otra historia que traigo a cuenta, es una que nace del corazón de la tierra,
Llego el turno de la categoría de quince a dieciséis años bicimontaña, al formar en la salida, hubo un corredor incógnito que nadie conocía. Su vestimenta que consistía en un pantaloneta y camisa de futbol, se diferenciaba claramente de la mayoría de ciclistas uniformados con lycra y maillot.

Una vez más, entre ansias y  deseos arranco la prueba. Sin dejar nada a la suerte, aquel corredor anónimo dio la sorpresa, y  fue tal, que de pronto aquel desconocido que comenzó avanzar a paso agigantado tomaba las riendas de la carrera.

Intrigado por mas información de aquel ciclista desconocido para mi, me acerque a la curva norte del complejo donde estaba ubicada la barra, ahí el profesor Elmer Hernández alentaba a su alumno, quien daba el campanazo de la jornada con una gran actuación, “no mires para atrás, no te importa el otro” le grito el catedrático, al tiempo que sus compañeros le gritaban ¡dale José dale!

Cuando el joven ganador se acercaba a la gran meta, pregunte, ¿cómo se llama su alumno profesor?, el docente me contesto, José Cruz. “Y este es un triunfo de cantón”, me dijo orgulloso. Profundizando en el tema, el maestro se extendió, “somos del Centro Escolar José Mario Enríquez, del cantón Corral Viejo, de Tenancingo, Cuscatlán, lastimosamente al director del centro educativo no le importa el ciclismo, nosotros hasta ayer contactamos a José, y mire lo que vino hacer, a ganar una medalla para nuestra institución”, me dijo emocionado el maestro.

Llegó la premiación, y lo vi en lo más alto del podio, José Cruz, aquel jovencito con uniforme de futbolista, fruto de una humilde familia, de aquellas de maíz y frijol, le había dado a su escuelita José Mario Enríquez, ubicada en el cantón  Corral Viejo, de Tenancingo, Cuscatlán, el merito de una medalla de oro

“Venimos con cinco niños, y nos llevamos tres medallas, una de oro y dos de plata”, me dijo el profesor Elmer Hernández, al final de la ceremonia.

Ha llegado el final del día, de regreso a casa, pienso y re pienso, en un tema para esta nota, y creo que encontré el correcto, lo titularé “Los Titanes del Ciclismo Estudiantil”.

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