La historia inicia con un largo viaje desde el aeropuerto
Monseñor Romero al aeropuerto de Barajas, Madrid España. Luego de más de 10 horas a
bordo, aterrizamos y logré pasar rápidamente
migración, para instalarme en la
zona de espera de la enorme estructura. Es un domingo 15 de julio de 2018, día
de la gran final Croacia versus Francia por la copa del mundo. Las horas pasan
y llegó el momento de abordar mi avión para arribar a mi destino, la
hermosa ciudad de Lausana en Suiza, sede del equipo Cogeas Mettler Look.
Ya instalado en el avión, el piloto nos hace un
sorpresivo anuncio, que debido a la gran final del mundo, el regreso de muchos
vuelos chárter de Moscú a Francia, hacen que el espacio aéreo europeo este
saturado, lo cual demora la salida de nuestro vuelo una hora y media. Por fin
el avión alzó vuelo y aterrizó en el aeropuerto de Ginebra, donde mi amigo Rubén
Contreras (Team Manager del equipo) me espera.
Es de noche en Suiza, luego de viajar más de 24 horas sin
dormir estoy agotado y caigo rendido en mi cama. Amanece, un día fresco y
soleado me saluda en mi nueva residencia en Epalange Suiza. La majestuosa
figura del lago de Ginebra desde la ventana de mi cuarto me da un impulso
extra. De ahora en adelante todos mis movimientos y acciones estarán enfocados
en la próxima edición de la versión femenina del Tour de Francia, a disputarse
el martes 17 de julio, saliendo de la ciudad de Annecy rumbo al Grand Bornard
Francia.
Sufriendo aun los síntomas del jet lag, el lunes 16 de
julio comienza la verificación y el chequeo del material deportivo a utilizar en
la carrera, también da inicio la complicada y delicada logística del traslados
de las chicas vía Aeropuerto - Casa de Rubén, y así el equipo poco a poco se va
conjuntando, para competir en la Cours by le Tour.
En esa oportunidad el equipo estuvo conformado por la
francesa Edwige Pitel, las rusa María Novoloskaya, Elizaveta Oshurkova, Evgenia
Augustinas, la chipriota Antri Christoforou, y la suiza Elise Chabbey, quienes
son trasladadas a un hotel cercano a la salida en el bello lago de Annecy. En mi
calidad de periodista y parte del equipo técnico me acredito y me encuentro
listo para cubrir mi tercer Tour de Francia.
Junto al colombiano Pedro Camargo asistente técnico del equipo, nos instalamos en el
Padock del Tour de Francia, a pocos metros de la salida. Cómodos en el “camping
car del equipo”, esperamos el amanecer del tan ansiado día. En pocas hora el momento habría llegado.
Amanece, el ambiente es fresco, el lago Alpino de Annecy nos da los buenos días, con vibras magnificas. Ya hay signos de vida en los alrededores de la tarima y la ciudad. Los equipos comienzan a llegar, y la mañana se torna dinámica. Mecánicos por aquí, corredoras calentando sobre sus bicicletas por allá, en fin el día comienza a pintarse de amarillo, como el color del sol, el vellocino dorado que viste a los ganadores de la gran ronda gala se ha hecho presente.
Amanece, el ambiente es fresco, el lago Alpino de Annecy nos da los buenos días, con vibras magnificas. Ya hay signos de vida en los alrededores de la tarima y la ciudad. Los equipos comienzan a llegar, y la mañana se torna dinámica. Mecánicos por aquí, corredoras calentando sobre sus bicicletas por allá, en fin el día comienza a pintarse de amarillo, como el color del sol, el vellocino dorado que viste a los ganadores de la gran ronda gala se ha hecho presente.
Luego de la presentación de cada uno de los equipos en
una rápida ceremonia, se da el banderillazo de salida. Cámara en mano me subo
al vehículo 2 del Cogeas Mettler, el cual se encargara de avituallar a las
corredoras en puntos intermedios. Yo feliz de ir disfrutando de la oportunidad de viajar y ver
la carrera aunque sea por ratos. Desde la ventana me aferro a todos aquellos
elementos que valen la pena fotografiar.
En el camino se ven decenas de aficionados apostados a la orilla de la carretera
con rótulos y pancartas, el paso veloz de las motos de la organización, prensa
y de la policías, el amontonamiento de los carros de los equipos participantes
en los puntos de abasto, y el helicóptero con su sonoro y monótono Toc Toc Toc
que sobre vuela el aérea, son solo uno de los tantos elementos que impregnan en
mi memoria el verdadero Tour de Francia.
La carrera se acerca, hay fuga, adelante cinco corredoras
han atacado en el primer tramo de la parte montañosa de la prueba, atrás el
lote a ritmo, sigue los pasos de las fugadas, aún faltan muchos kilómetros de
carrera y dos duros puertos de montaña.
Pasa el grupo y los vehículos de la caravana principal, y rápidamente nos
subimos al vehículo 2 para seguir la carrera.
Atendiendo la guía técnica de la carrera, esta nos envía
directamente a la meta ubicada en la cima del Grand Bornard, nuestra función
como carro de asistencia a terminado. Mientras subimos el Col de la Colombiere,
previo al paso del pelotón, noto que son miles de aficionados los que están ya
apostados en espera de las corredoras, la televisión y la radio trasladan en
tiempo real las incidencias de la carrera, que con el paso de los kilómetros se
pone más interesante.
Corrí a la meta, mi gafete de periodista me abre paso entre pasillos y callejones que delimitan el área de aficionados y la prensa, me ubico, agitado llego a tiempo a 50 metros de la línea final, donde decenas de cámaras fotográficas y de televisión esperan el arribo de las ganadoras. Unas pantallas gigantes trasmiten la carrera, el Col de la Colombiere ha dictado sentencia, de un grupo de seis corredoras solo dos tienen posibilidades de ganar hoy. La montaña es esencial en este tipo de carreras.
Corrí a la meta, mi gafete de periodista me abre paso entre pasillos y callejones que delimitan el área de aficionados y la prensa, me ubico, agitado llego a tiempo a 50 metros de la línea final, donde decenas de cámaras fotográficas y de televisión esperan el arribo de las ganadoras. Unas pantallas gigantes trasmiten la carrera, el Col de la Colombiere ha dictado sentencia, de un grupo de seis corredoras solo dos tienen posibilidades de ganar hoy. La montaña es esencial en este tipo de carreras.
Sudando a mares y aferrado a mi cámara, tengo mi dedo
fijo en el obturador. Siguiendo el desarrollo de la carrera, en la cabeza a falta de 100 metros para el final, todo parece ser que la ganadora será la
holandesa Ana van der Breguen del Boels
Dolmans, pero a pocos metros de la meta, otra holandesa Annemiek Van Vleuten del Mitchelton Scott, en
un gran cierre le arrebata el triunfo a pocos centímetros de la línea final.
Final increíble algo que siempre llevare en mis recuerdos.
La ganadora Annemiek Van Vleuten cruza la línea de meta y
se detiene justo delante de mí, para mí suerte comienzo a fotografiarla,
cuando de repente, un enjambre de camarógrafos me rodean y se amontona sobre mi
humanidad, por momento me siento un poco sofocado, he incluso siento la presión
de sus piernas y manos sobre mi cabeza impidiendo que me levantara, por fin se
acaba la montanera y logro salir de la buruca. Luego me dedico a fotografiar a
las corredoras del Cogeas Mettler que comienza a llegar exhaustas después del
gran derroche físico de los 112 kilómetros de carrera.
Finalizada la participación de las corredoras, estas entregan el material a los asistentes, y de inmediato inicia la fase de la
hidratación, masajes y alimentación pos carrera. Por nuestra parte, nos
trasladamos al centro de prensa, para iniciar la descarga del materia de video
y fotográfico. La carrera ha terminado no así mi trabajo, que aunque cansado y
asoleado, me doy por satisfecho de mi función periodística en pro de mi equipo,
de mi nueva experiencia y de haber vivido de cerca, la carrera más importante
del mundo, desde adentro desde las entrañas del Tour.
RESUMEN TOUR DE FRANCIA FEMENINO 2018
https://www.youtube.com/watch?v=tUQmr5boEw4
RESUMEN TOUR DE FRANCIA FEMENINO 2018
https://www.youtube.com/watch?v=tUQmr5boEw4
Manuel Rebollo
Periodista
Periodista
No hay comentarios:
Publicar un comentario