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Gabriela Lemus. |
Para Gabriela Lemus y su compañero de entreno Jonathan Orellana, la tarde del miércoles 24
de julio parecía una rutina normal de entrenamiento, la práctica del miércoles
marchaba de maravillas. El entreno de
ruta programado en la autopista a Comalapa; velódromo – aeropuerto – velódromo,
casi finalizaba. Los ascensos en la zona de San Marcos marcaban la última
docena de kilómetros.
Gaby y Jonathan coronaron el último repecho y comenzaron el
descenso en la conocida bajada de las 10 de octubre. De repente toda aquella
armonía y concentración de Gabrielita
Lemus, fue interrumpida intempestivamente, por un micro bus de la ruta 11B, el
cual de forma irresponsable y abusiva, sobrepaso a los ciclistas para
frenar bruscamente en pocos menos de 10
metros la marcha del automotor, sin importarle la humanidad de los niños que
entrenaban en la carretera.
Producto de la falsa maniobra del micro-bucero, Gabrielita Lemus
no tuvo tiempo para terminar de frenar por el impulso, he impacto la parte
trasera del micro bus, rompió con su cara el vidrio trasero, ingresando
violentamente entre los vidrio rotos y chocando con los pasajeros que viajaban
en el ultimo asiento.
Gabrielita mal herida, fue trasladad por el conductor
responsable del accidente, quien forzado por los pasajeros a que atendiera a la
niña, no tuvo otra alternativa que irla a “tirar” prácticamente a la unidad de
salud de San Jacinto. El motorista comprometido
huyo, aunque al final fue capturado y obligado a conciliar con la
familia de la ciclista accidentada por su culpa.
La ciclista fue atendida de emergencia, una grave hemorragia
y su cara ensangrentada eran el máximo desafío del personal de la Unidad de Salud,
debido a la gravedad de sus
heridas,
Gaby fue trasladada de emergencia al hospital Rosales, donde estabilizaron sus
signos vitales y detuvieron la hemorragia, no así, el diagnostico de las heridas
de Gabrielita en su carita casi desfigurada, de donde inclusive se le
extrajeron fragmentos de vidrio y asfalto, su recuperación
era un verdadero reto para la ciencia médica.
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Gabrielita Lemus en lo mas alto del podio. |
La noticia no se hizo esperar, pocos minutos después del
accidente, el personal de la Federación Salvadoreña de Ciclismo, comenzó a
movilizarse, la niña debido a su disciplina y constancia, había sido elegida
como una atleta con proyección a futuro, o un talento que apoyar.
Por esta situación
Gabrielita Lemus goza de un seguro medico por
parte del ente deportivo. En horas
la
ciclista fue trasladada al hospital Centro de Diagnostico, donde se le practico
una extenuante y delicada operación de cirugía plástica en su maltratado rostro,
la cual fue todo un éxito.
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Gabrielita Lemus junto a su enrenadora Iris Díaz. |
Pasaron los días, y Gabrielita bajo los cuidados de su
familia evoluciono satisfactoriamente a la operación, en pocas semanas ya
estaba de nuevo en sus entrenamientos
supervisada
por
su entrenadora
y ciclista Iris Díaz.
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Gabrielita Lemus ganó en infantiles 2012. |
Hace pocas semanas, cuando me entere del accidente
de Gaby, hable con su padre, mientras
observábamos el entreno de su hija en el velódromo nacional. Algunas de sus
palabras me dejaron helado.
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Gabrielita Lemus sub campeona estudiantil 2013. |
Quede casi petrificado a la orilla de la pista, cuando escuche de
las propias palabras de su progenitor; como su
hija de una forma valiente y decidida, le dijo que “no iba a abandonar el
ciclismo”, y que minutos después del accidente,
Gaby aun con su rostro ensangrentado,
estaba más preocupada por su bicicleta que por ella misma.
Ese día de regreso a mi casa, triste por el incidente
ocasionado por un motorista salvaje, valore la determinación de Gaby, de su
amor
por el ciclismo, de la ternura de
su rostro y su forma humilde de ser. Me di por satisfecho, que porque al fin en
mi vida, he descubierto que
tenemos a
una ciclista de grandes
valores morales,
que no piensa solo en ella, una atleta a la que todos debemos de apoyar.
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Gabrielita Lemus durante la II fecha de la copa de invierno 2013. |
Gabrielita Lemus
para mí, es una verdadera niña héroe de
nuestro ciclismo, un símbolo de nuestra niñez maltratada que siempre sale
adelante. Gracias Gaby,
gracias por
existir.
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