Fue en 1993 cuando vi volar por primera vez un Quetzal en la zona de las pirámides del Tikal en el departamento de Petén en la hermana república de Guatemala. Fue emocionante ver ese penacho de plumas multicolores volar en el azul del cielo petenero, una experiencia única.
El pasado domingo, durante la realización de la tercera etapa
de la 5ª Vuelta Futuro a El Salvador, creo que debido al agobiante calor y el
sol inclemente, se me bajo la presión me sentí mal y decidí reposar bajó
una hermosa alineación de palos de coco por la zona de meta de la mencionada Vuelta Juvenil que tuvo presencia de Costa Rica, Guatemala y El Salvador como anfitrión.
Busque cobijo bajo la sombra de las hermosas palmeras, allí reposaban un grupo de ciclistas de las categorías Cadetes que ya habían finalizado su participación y gozaban de un merecido descanso. Me llamó la atención la tranquilidad que irradiaba un joven corredor quien descansaba después de una larga y calurosa faena, me contagió su serenidad y tranquila figura, era un corredor del equipo Nazaret Intercop de Guatemala.
Sin conocerlo me acerque y lo salude con un amigable, ¿de que parte de
Guatemala sos?, él me respondió con un orgulloso ¡de Tecpán!. Allí se rompió el hielo, ya que
por mis numerosos viajes a suelo chapín, fue la zona de Tecpán donde yo me
inicie como periodista y locutor junto con Milo Gaytan y Raúl "el turbo" Flores, allá por 1996, y conozco
la zona como la palma de mi mano.
Comenzamos a hablar, yo le compartí parte de mi experiencia en suelo
guatemalteco, le hable de las vueltas a Guatemala donde participe como auxiliar
de director deportivo para el Cogeas Consulting, donde tuvimos el suéter líder Gallo
durante dos días. Le hable de lo difícil de esa Vuelta, enumere las etapas, del
paso de la capital a Zacapa, Livingston, Rio Hondo, Cobán, la cuesta de la eterna, Mazatenango, le hable del
ascenso a Zunil, y la llegada a Xela, San Pedro y San Marcos, Alaska, Sololá, y
el gran final en el anillo periférico.
Le conté que a pesar de haber estado en el Tour de Francia, Copas Mundiales y otras grandes pruebas a las que he asistido, lo que mas me ha impresionado en mi vida fue la llegada en 2004 de la Vuelta a Xela, donde me impresionó la cantidad de aficionados al deporte más viril del mundo el ciclismo. Pasaron aproximadamente siete minutos de platica y era obvio que yo hablaba más que el aquel joven agotado, su tranquilidad era contagiosa.
Le pregunte por sus participaciones en la Vuelta al Porvenir y otros eventos. De repente la platica tuvo un cambio drástico, el
joven comenzó a comentarme, muy humildemente, que hoy durante la última
etapa de la Vuelta Futuro se había fugado y además de ganar el segundo puesto de la etapa, se había adjudicado la 5ª Vuelta
Futuro a El Salvador…
Me quede helado, perplejo!!! Como era posible que ante mi experiencia como cronista
deportivo, y además de ser el ciclismo guatemalteco de mi conocimiento, no conocía yo a Darío Rabinal, el gran
corredor del Nazaret Intercop.
Entonces le pregunte muy admirado, ósea que vos acabas de ganar la Vuelta Futuro?
iSI! me contesto muy orgulloso.
Lo felicite y le tome una foto para atrapar aquel
memorable recuerdo. Me queda de lección que también a veces los campeones son anónimos,
tranquilos, sin aspavientos, seguros de sus triunfos, faltos de soberbia, diferente
a muchos casos.
Entonces caí en 30, que aquel jovencito, era aquel ciclista con anteojos, los cuales no portaba en esos momentos, que ya
tenía cerca de 5 años de venir a correr a nuestro evento cumbre de ciclismo juvenil,
y que aquella experiencia acumulada y su preparación a conciencia le permitió
la victoria ese día. Me levante y me sentí halagado porque aquel gran campeón me había permitido su amistad.
Lo felicite una vez más y me fui. Pasaron las horas y llegó el momento de la premiación.
De pronto, como maestro de ceremonia del evento, lo llame a podio, entonces vi
la verdadera grandeza de Darío Rabinal.
Lástima grande que en ese evento no suenan los himnos nacionales de los ganadores,
entonces en mi mente se vino aquel solitario quetzal del Petén, y en mi memoria
sonó aquella hermosa estrofa final del himno nacional del Guatemala que dice:
“Ojala que remonte su vuelo más que el cóndor y el águila real, y que las alas levante hasta el cielo Guatemala tu nombre inmortal”
Felicidades campeón me diste una gran lección de humildad, felicidades Guatemala porque tiene un gran corredor.
Manuel Rebollo
Periodista deportivo.
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