Son los días finales de mayo del 2004. Amanece, las escarpadas montañas que bordean la ciudad de Grenoble reflejan los primeros rayos de luz del astro rey, así iniciamos nuestro viaje de 150 kilómetros que finaliza en la localidad de Jassans-Riottier que es una población francesa ubicada en la verde región de Ródano-Alpes, departamento de Ain, en el distrito de Bourg-en-Bresse al sur de Francia. La expedición femenina cuzcatleca compuesta por 5 ciclistas se alista para correr el Gran Prix de Jassans.
Evelyn García y Wendy Uceda lo harían en la categoría elite, mientras que Elsa Márquez, Michelle Ortiz y Briceyda Hernández disputarían la categoría míneme. Nuestra guía y entrenadora Anita Tete y su servidor complementábamos el equipo cuzcatleco. Everlyn García que en esos días se preparaba para los juegos olímpicos de Atenas 2004, realizaba un titánico esfuerzo en miras de estar entre las mejores del mundo.
Como todo ritual, la carrera inicia con el pago de las inscripciones, luego la cotejada de dorsales y se anuncia la hora de la salida, hora que se respeta religiosamente. Los minutos previos a la prueba son de mucho movimiento y nervios. Masajes por un lado, instrucciones por el otro, el ambiente a pedales satura desde antes la localidad de Jassans, el río Ródano engalana la zona de la salida, la prueba esta a punto de comenzar.
Ordenadamente se colocan las ciclistas elites al frente del pelotón, jueces, motos de enlace y vehículos de la caravana, esperan la autorización del comisario para iniciar oficialmente la carrera.
El tradicional pistolazo al aire da inicio a la carrera, las elites se alejan presurosamente hacia la zona de la montaña, luego un altiplano lleno de espigas de trigo y árboles frutales, luego un descenso vertiginoso, un par de giros y finalizaba el trazado de un poco mas de 20 kilómetros en un falso llano, que anuncia el inicio nuevamente de la zona montañosa de Jassans. Sin perder el hilo de la carrera, pensé en buscar un sitio para abastecer a mis pupilas, hielera en mano comencé el ascenso a la zona montañosa, donde la inclinación me facilitaría mis labores de avituallamiento, a los pocos metros me sorprendió ver a una gran cantidad de residentes locales, quienes abandonando la comodidad de sus hogares salieron a la calzada a ver el Gran Prix de Jassans, premio valedero y puntuable para el campeonato nacional de Francia, en la llave de la zona del sur de Francia.
Mesas cubiertas con delicados manteles blancos adornan las orillas de la ruta, en ellas las botellas de cerveza y vino se entrelazan entre las “Baggets” y las tajadas de jamón, la sombra de los encinos producen un agradable ambiente. La llegada de las ciclistas rompen momentáneamente la calma del lugar, el sonar de las cadenas y la respiración jadeante de la ciclistas quedan plasmadas en las retinas del publico presente en ese "lomo" de la cuesta, el aplauso y gritos de aliento en francés no se hacen esperar.
Pero el ambiente se vio de repentinamente afectado por mis gritos en español de ¡Vamos chicas, vamos Evelyn!, el publico presente no dejo de verme como algo extraño, la presencia de corredoras salvadoreñas en el Gran Premio era todo un acontecimiento.
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