Desde el Pelotón: Héroe en tiempos de Guerra y en tiempos de Paz.

Exequiel Moreno una vida digna de imitar.

Loma de Ramos, Guazapa 1988, fuertes combates entre tropas del ejército salvadoreño conformada por el Batallón de Reacción Inmediata “General Ramón Belloso”, y bastiones insurgentes, se libran en dicho cerro al norte de San Salvador, ese día el Subteniente de infantería, en ese entonces, Exequiel Moreno Retana, al mando de una patrulla de soldados se adentran en la espesura de los peligrosos montes plagados de insurgentes.

Exequiel Moreno Retana, Subteniente de infantería.

Exequiel Moreno recibe la orden de avanzar;  En pleno combate ante el zumbido de los proyectiles y las balas, el oficial cumple la orden,  de pronto, una explosión sacude a la tropa, el oficial ha pateado una mina que le amputa el pie  y la pantorrilla derecha, en la emboscada, ya herido recibe dos disparos mas, ahora su vida pende de un hilo.

Al centro, Exequiel Moreno entre dos cadetes EM.

Debo reconocer, que la valentía de sus compañeros y de un piloto de helicóptero de la Fuerza Aérea fue vital para trasladar al oficial Moreno Retana al hospital militar. Después de más de dos horas perdiendo sangre, mal herido entre  fieros combates, y varios intentos fallidos, por fin, las maniobras de un heroico piloto anónimo de la FAS, logran poner pie en tierra la aeronave y realizar la evacuación. Literalmente su ayuda llegó del cielo, Y así por fin, su vida fue salvada.

“Kiel” como lo conocemos sus amigos, comenzó un largo periodo de recuperación, poco a poco fue recuperando emocionalmente y físicamente, alejado del combate, estudio y se graduó de abogado, finalizo la guerra, alcanzando el Grado de teniente Coronel, con el correr de los años, y la ayuda de su familia y una prótesis Exequiel Moreno se incorporo a la vida productiva del país.

A Kiel siempre lo tengo presente en mis recuerdos, precisamente en la década de los 80´, cuando fuimos compañeros en el CD Oro Jr., del oratorio festivo del Ricaldone, y fue debido a Ezequiel Moreno, cuyo porte físico nos garantizaba el centro de la defensa, que fuimos campeones dos años seguidos. Venciendo a todos los grandes equipos de la época de dicho oratorio. El 7 de febrero de 1984, ambos pasamos a engrosar las filas de la Fuerza Armada, donde también fuimos compañeros de armas; me refiero a la Escuela Militar Capitán Gerardo Barrios.

Volviendo a aquel doloroso incidente, que cambio su vida en la Loma de Ramos, del cerro de Guazapa, pasaron los años,  y por su convicción deportiva jamás dejo la actividad física, Kiel a pesar de no poder correr, siempre se adecuo a algún deporte, en los últimos años como las pesas y la natación, y últimamente apoyado por la tecnología, mantuvo una vida saludable realizando una hora diaria y rutinas de ejercicios  con un aparato estacionario tipo elíptico que le permite realizar ejercicios bajo techo.

Pero su amor al deporte y  su espíritu de superación, hicieron que un día, tomara un decisión casi inimaginable, armado de valor, le dijo a su hermano, el gran campeón ciclista Juan Moreno, que quería sentir que era montarse en bicicleta de ruta  y acompañarlo a pedalear grandes distancias.

La bicicleta que fue uno de sus deportes que al igual que a todo niño le gusto en su época de infancia, de pronto había regresado a su vida, con su prótesis y fortaleciendo las uniones de la misma, salió un día a las cinco de la madrugada de la casa de sus hermanos Neto y Juan, con rumbo al kilometro 42 vía la gloria, provisto por una bicicleta de bicimontaña adaptada  con ruedas para carretera, nuestro héroe se lanzó a la autopista, descendió la Gloria sin ningún problema, dejándose en la carretera el afán de un verdadero campeón del honor, de aquellos que pocos días vemos.

Pasaron los kilómetros y las horas, llegamos al retorno conocido en el calo ciclístico local como el “Km. 42”, de allí nuevamente sobre la autopista a San Salvador, Kiel se mantuvo a buen ritmo, cruzando  velozmente las localidades de: Ciudad Arce, Sitio del Niño, Opico, Quezaltepeque, el salitre en Nejapa, donde los últimos columpios le pasaron factura.

Al llegar al redondel de la Gloria, se bajo de la bicicleta, la faena de tres horas había terminado, 75 kilómetros eran mas que suficiente, para alguien que nunca había montado en una bicicleta, además de tener que realizar el trayecto a una pierna.

Tanta fue la alegría y el entusiasmo por la bici, que para el Pasado día domingo 8 de septiembre, Exequiel Moreno, ya había comprado una bicicleta de ruta nueva, con la cual recorrió el mismo trayecto de 75 kilómetros en dos horas y media, al final del recorrido, evidentemente cansado me dijo que se había sentido bien. Muchas son las historias que este servidor a escrito del ciclismo, pero nunca hubo una que me hiciera pensar, en la valentía y en la decisión de salir a la calle y pedalear por amor al deporte, sin complejos, y sin rencores.

De der. A izq. Los hermanos: Juan, Ernesto y Ezequiel todos Moreno Retana.

Ese domingo, mientras maneja detrás de los tres hermanos Moreno Retana,  y observada el desplazamiento de Kiel,en un momento pensé...  ¿Quizás ahí está una medalla paraolímpica para El Salvador en la modalidad de ciclismo adaptado?, yo creo que si se puede…

Gracias “Kielon” por ser más que un “héroe en tiempos de Guerra y Paz.